La Conferencia de Poznan certifica las divergencias entre ricos y emergentes

La 14 Conferencia de Cambio Climático (COP14) que la ONU organiza en la ciudad polaca de Poznan para pergeñar la futura estrategia internacional de lucha contra el calentamiento global, cerró su primera semana de trabajo sin acuerdos sustanciales y, antes al contrario, con la confirmación de las grandes diferencias entre países ricos y en vías de desarrollo, y las discrepancias entre los viejos y los nuevos estados de la UE.

Enfrascados en discusiones técnicas de difícil comprensión para el ciudadano de a pie, los científicos no consiguieron desbrozar el camino que permitirá a los políticos consensuar la declaración final de la conferencia. Según fuentes españolas, la segunda y última ronda de la conferencia, la semana que viene, será decisiva porque «estarán en Poznan las delegaciones ministeriales de más de 180 países y altas personalidades como el propio secretario general de la ONU, Ban Ki-moon».

Los plenarios de los días 11 y 12 de diciembre resultarán fundamentales de cara a las resoluciones finales de la cumbre, aseguraron dichas fuentes. De momento, sin embargo, no se han alcanzado unas bases mínimas para la «hoja de ruta» de la semana que viene, lo que es preocupante, porque, a juicio del ministro de Medio Ambiente polaco, Maciej Nowicki, «no debemos ceder a los oscuros intereses particulares y tenemos que modificar la dirección peligrosa que ha escogido la humanidad» en materia medioambiental.

La semana que viene los representantes gubernamentales de los países avanzados propondrán a las grandes potencias emergentes como China -el Estado más contaminante del mundo, junto con Estados Unidos-, India y Brasil que asuman la estrategia de lucha contra el cambio climático. Todo parece indicar que dichos países denunciaran con firmeza la responsabilidad histórica del mundo rico sobre el estado actual del planeta y pedirán ayuda financiera para incorporarse a la cruzada medioambiental. Estados Unidos, que se retiró del compromiso de Kioto, será aún un hueso duro de roer aunque los ex candidatos demócratas a la Casa Blanca John Kerry y Al Gore intenten suavizar la posición de Washington.

Consenso interno

La Unión Europpea, que pretende erigirse en el motor de esta cumbre, deberá conseguir un consenso interno si no quiere renunciar a este papel dirigente. Pero parece bastante complicado, porque los Estados que ingresaron en el club europeo en 2004 y 2007 -mayoritariamente de la antigua Europa del ‘socialismo real’-, no aceptan las directrices medioambientales de la UE (reducción de las emisiones de CO2 y utilización de energías renovables), porque aseguran que su aplicación estricta sería un freno a su crecimiento económico.

La crisis financiera internacional complica aún más las cosas y países como Alemania e Italia han empezado a cuestionar los propósitos de Bruselas. Tanto es así que Berlusconi, anunció que Roma vetará el acuerdo sobre medio ambiente de la UE si no es revisado a la baja.

En este contexto, la directora de la ONG india Center for Science and Environment, Sunita Narain, cree que será muy difícil que el mundo más industrializado reduzca un 20% sus emisiones de CO2 de cara al 2020, porque entre 1990 y 2006 la producción de dióxido de carbono de los países desarrollados se ha incrementado un 14,5%. Narain asegura que estos países «han traicionado los compromisos de Kioto».

 

Fuente:  www.eldiariomontanes.es