Efectos futuros

· Incluso los mínimos cambios previstos en el clima durante el siglo XXI serán probablemente significativos y perturbadores. Las estimaciones sobre los cambios inminentes son muy dispares. La temperatura mundial puede aumentar entre 1,4°C y 5,8°C; el nivel del mar puede subir entre 9 y 88 cm. Esta incertidumbre refleja la complejidad, interconexión y sensibilidad de los sistemas naturales que integran el clima.

Según las distintas previsiones sobre la subida del nivel del mar en este siglo, los resultados pueden ser desde significativos hasta catastróficos

· Eso no significa que el tema no sea serio. Las predicciones sobre los futuros efectos del clima pueden ser confusas, pero no carecen de significado: lo que revelan es que las consecuencias podrían ir desde una mera perturbación hasta una catástrofe. El calentamiento mínimo previsto para los próximos 100 años es más del doble de la subida de 0,6°C registrada desde 1990… y ese aumento anterior está teniendo ya fuertes consecuencias. Los episodios atmosféricos extremos, que confirman las predicciones de los modelos informáticos, son más frecuentes y se prevé que se intensifiquen y se multipliquen todavía más. El nivel del mar ha subido ya entre 10 y 20 centímetros con respecto al promedio de la era preindustrial, y es indudable que subirá todavía más. Es probable un futuro de tormentas e inundaciones más graves en los litorales cada vez más poblados de todo el mundo, lo que sería una mala combinación aun cuando se cumplieran las previsiones mínimas.

· Aunque los efectos regionales y locales pueden presentar enormes diferencias, se prevé una reducción general de los rendimientos agrícolas potenciales en la mayor parte de las regiones tropicales y subtropicales. Las zonas situadas en el centro de los continentes, como la región cerealera de los Estados Unidos e inmensas extensiones de Asia, se secarán probablemente. En los lugares donde la agricultura de secano depende exclusivamente de las lluvias, como en el África al sur del Sahara, los rendimientos disminuirían de manera dramática, incluso con un aumento mínimo de la temperatura. Estos cambios podrían provocar perturbaciones en el suministro de alimentos en un mundo ya castigado por situaciones de escasez alimentaria y hambrunas.

· La intrusión de agua salada como consecuencia de la subida del nivel del mar reducirá la calidad y cantidad de los suministros de agua dulce. Ello representa una gran preocupación, pues miles de millones de personas carecen ya de acceso al agua potable. La subida del nivel de los océanos está contaminando las fuentes de agua subterráneas en Israel y Tailandia, en varios pequeños Estados insulares del Pacífico y el Índico y el Caribe, y en algunos de los deltas más productivos del mundo, como del Yangtsé en China y el del Mekong en Viet Nam.

· La mayor parte de las especies en peligro del mundo –aproximadamente, el 25% de los mamíferos y el 12% de las aves– pueden desaparecer en los próximos decenios, a medida que la subida de las temperaturas modifique la situación de los bosques, humedales y pastizales que constituyen la base de su subsistencia, y que el desarrollo humano les impida migrar a otros lugares.

· Según las previsiones, la subida de las temperaturas ampliará el radio de acción de algunas enfermedades peligrosas «trasmitidas por vectores», como el paludismo, que provoca ya cada año la muerte de un millón de personas, niños en la mayoría de los casos.

Un mundo sometido a presión

· Como consecuencia de los daños ambientales –sobrepastoreo de los pastizales, laderas montañosas deforestadas y suelos agrícolas desnudos– la naturaleza será más vulnerable que antes a los cambios climáticos. En cualquier caso, cuando se produjeron cambios climáticos hace miles y decenas de miles de años, generalmente tuvieron lugar de manera más gradual. Los sistemas naturales tuvieron más espacio y más tiempo para adaptarse.

· De la misma manera, la inmensa población humana, gran parte de ella pobre, es vulnerable a las presiones climáticas. Millones de personas viven en lugares peligrosos –en llanuras de inundación o en barrios de tugurios ubicados en laderas montañosas desprotegidas que rodean a las enormes ciudades del mundo en desarrollo. Muchas veces, no tienen otro lugar adonde ir. En el pasado remoto, el hombre y sus antepasados emigraron en respuesta a los cambios ocurridos en el hábitat. Esta vez, habrá mucho menos margen para la migración.

· El calentamiento atmosférico será, casi con toda certeza, poco equitativo. Los países industrializados de América del Norte y Europa occidental, junto con otros Estados, como Japón, son los causantes de la mayoría de las pasadas y actuales emisiones de gases de efecto invernadero. Estas emisiones son una deuda inconscientemente contraída a cambio de unos niveles de vida más altos para una minoría de la población mundial. Ahora bien, los que más sufrirán los efectos del cambio climático se encuentran en el mundo en desarrollo. Tienen menos recursos para hacer frente a las tormentas, las inundaciones, las sequías, los brotes de enfermedades y la perturbación del suministro de alimentos y de agua. Tienen sumo interés en el desarrollo económico, pero se encuentran con que este proceso, difícil de por sí, es ahora todavía más arduo como consecuencia del cambio climático. Las naciones más pobres del mundo no han hecho casi nada para provocar el calentamiento atmosférico, y sin embargo son las más expuestas a sus efectos.