EEUU quema grandes extensiones de selva amazónica en Brasil

Deforestación de la Selva del AmazonasNuevas tecnologías satelitales revelan que el bosque amazónico desaparece para siempre, pero dos veces más rápido de lo creído.La multinacional Cargill (USA) quema grandes extensiones de selva amazónica en Brasil para imponer plantaciones de soja.

Los nuevos progresos en tecnología de imágenes basada en satélites descubrieron una «deforestación hormiga» que destruye la foresta amazónica al doble de la velocidad de las estimaciones anteriores debido a la tala selectiva del bosque y al transporte subrepticio de trozas de apenas dos o tres árboles de madera valiosa como la caoba.

Para el estudio de Science, los investigadores condujeron su primer análisis pormenorizado del Amazonas a partir de 1999 a 2002. Los resultados de cuatro años de estudio re­velaron un problema que es bastante extenso y muy subes­timado: «Encontramos una tala mucho más selectiva que las expectativas de ninguna otra investigación, que afecta de 4.600 a 8.000 millas cuadradas anuales de la cubierta del bosque a través de cinco estados brasileños», dijo Asner.

La práctica de tala selectiva, que consiste en remover uno o dos árboles y dejar el resto intacto, se considera a me­nudo una alternativa sustentable a la deforestación abierta. Abandonada y sin regular, sin embargo, esta práctica ha demostrado ser extremadamente destructiva.

Un árbol grande de caoba puede significar cientos de dólares en el aserradero, convirtiéndose en un blanco tenta­dor en un país donde uno de cada cinco personas vive en la pobreza. «La gente entra y remueve sólo la especie más comerciable del bosque», dijo Asner. «La caoba es la que más conocen todos, pero en el Amazonas hay por lo menos 35 especies comerciales de madera dura y es enorme el daño que produce la eliminación de apenas algunos árboles a la vez.

En promedio, por cada árbol quitado, se pueden dañar se­riamente hasta 30 más por la operación en sí misma de co­sechar la madera. Esto ocurre porque cuando se derriban los árboles, las enredaderas que los conectan tiran hacia abajo a los árboles vecinos.

«Los sectores del bosque afectados son áreas extraordina­riamente dañadas. La corona de un árbol puede estar a 25 metros de altura. Cuando se golpea abajo de un árbol causa muchos de daño en el entorno». Al penetrar la luz a ese en­torno, diseca el piso del bosque, haciéndolo mucho más propenso a quemarse. «Ésta es, probablemente, la preocu­pación ambiental más grande», explicó Asner.

«Pero la deforestación selectiva también implica el uso de tractores y de maquinarias que rasgan la superficie del suelo y del piso del bosque. Los madereros también cons­truyen caminos impregnados de suciedad para conseguir adentrarse y los estudios posteriores demuestran que des­pués esos caminos de frontera llegan a ser más y más grandes mientras más gente se mueve adentro, y fortalece el proceso de la tala de árboles. Pienso en la tala selectiva como en el primer cambio en el uso del suelo».

Otra preocupación ambiental seria es que mientras un es­timado de 400 millones de toneladas de carbón se incorpo­ran cada año a la atmósfera como resultado de la tala tradi­cional de árboles en la Amazonía, Asner y sus colegas es­timan que otros 100 millones de toneladas adicionales son aportadas por la deforestación selectiva. «Ése es un 25% más de gas del que fue previamente asumido que también se está incorporando al invernadero de la atmósfera», ex­plicó Asner, advirtiendo que podrían alterarse los pronósti­cos del cambio del clima a escala global.

Fuente: Kaos en la Red