«El Niño» frena los huracanes

Después de los estragos que el año pasado ocasionaron “Katrina”, “Wilma” y “Rita”, los estadounidenses han disfrutado de un respiro en la actual temporada de huracanes del Atlántico, pero reconocen que la suerte podría cambiar en los dos meses que quedan.

Dos factores importantes han contribuido a la calma costera.

Los científicos dijeron que este año las condiciones creadas por un fenómeno débil de “El Niño” han obstaculizado la formación de huracanes en el Caribe.

Además, un sistema de alta presión en el Atlántico llamado Bermuda High estuvo el año pasado más cercano a las islas Bermuda, pero ahora se encuentra a cientos de kilómetros al Este. Por ello, cabe la posibilidad de que un sistema de baja presión se desarrolle en el Atlántico entre las Caroli-nas y Bermuda.

Desviación

“En lugar de que el sistema de alta presión empuje los huracanes hacia Estados Unidos, el sistema de baja presión los ha repelido”, dijo Lixion Avila, meteorólogo del Centro Nacional de Huracanes.

En contraste con el sistema de alta presión, el de baja presión circula al contrario que las manecillas del reloj, con vientos que empujan las tormentas hacia el Norte y Noreste. Se encuentra emplazado desde agosto y ayudó a que los huracanes “Florence”, “Gordon” y “Helene” no llegaran a la costa estadounidense.

La de 2005 fue la temporada del Atlántico más activa, con 28 tormentas bautizadas, 17 de las cuales se habían formado ya a estas alturas. Dos huracanes (“Dennis” y “Katrina”) causaron estragos en la costa para estas fechas, y “Rita” tocó tierra el 24 de septiembre.

Este año, los meteorólogos pronosticaron en un principio que habría 16 tormentas con nombre y luego redujeron esa posibilidad a 15. Hasta ahora el número ha sido ocho, pero septiembre y octubre son los meses, en general, más activos. Las tormentas tropicales “Alberto” y “Ernesto” llegaron este año a la Florida, pero ocasionaron escasos daños. Todo esto puede atribuirse al débil fenómeno de “El Niño”, opinan los expertos.

Alerta en México

Pero no todo es optimismo. En la ciudad de México, científicos y ecologistas advirtieron que el aumento de marzo es la principal amenaza que el cambio climático plantea a la República Mexicana, por su posible impacto sobre los frecuentes huracanes que azotan cada año los litorales del país.

Los expertos del Centro Nacional para la Prevención de Desastres (Cenapred) se han fijado como objetivo a mediano plazo “mapear” las áreas de riesgo en zonas costeras y ribereñas para prevenir futuras desgracias causadas por huracanes, tormentas o desbordamientos de ríos.

Las áreas más afectadas por la subida de las aguas podrían ser el Sureste (Quintana Roo, Yucatán y Campeche, en el Golfo de México) y el litoral Pacífico en casi toda su extensión, afirmó el subdirector de Riesgos Hidrometeorológicos del Cenapred, Martín Jiménez.

El experto no descarta que México pueda sufrir un tsunami y recuerda que con el sismo de 1985, de 8.1 grados Richter, el puerto de Lázaro Cárdenas, Michoacán sufrió el embate de una ola gigante.

El estado de Colima, bañado por el Pacífico, también sufrió este fenómeno en 1932, en lo que se llamó la “ola verde de Coyutlán” y que causó decenas de muertos.

Los efectos del cambio climático en México “no son bruscos”, según Jiménez, ya que aparte de la elevación del nivel de las aguas la afectación se traducirá en la subida o descenso de uno o dos grados en las temperaturas durante las próximas décadas.

Los ecologistas, en cambio, están preocupados por los posibles efectos del calentamiento global en México y se hacen eco de las inusuales granizadas, los desbordamientos de ríos y la ola de calor que ha sufrido el país este año.

Desde la organización ecologista se critica con dureza la política de prevención de desastres del gobierno de Vicente Fox, a las que se califica de “desastre político”.

“No existen políticas preventivas, sólo reactivas, de emergencia, y no son eficientes”, criticó Arturo Moreno, coordinador de la campaña de energía y cambio climático de Greenpeace-México, quien señaló que la reconstrucción de zonas afectadas resulta más cara que la adopción de medidas de prevención.

Falta de previsión

Los cálculos de los ecologistas apuntan a que sólo en 2005 los huracanes “Wilma” y “Stan” causaron daños de 3,500 millones de dólares, y que entre 1980 y 1999 los daños por huracanes fueron de unos 4,500 millones.

Moreno criticó diversas políticas del Ejecutivo que, en su opinión, aumentan la vulnerabilidad del país ante el cambio climático.

“Se incentiva el cultivo en laderas montañosas, con lo que se eliminan los bosques y una situación de lluvia intensa vuelca el agua hacia los asentamientos”, explicó el experto.

Fuente: yucatan.com.mx