España teme que 2006 prolongue la peor sequía en más de 50 años

España se prepara para entrar en 2006 bajo la amenaza de que se prolongue un segundo año la sequía más severa desde 1947, una situación que aleja al país de cumplir los compromisos del Protocolo de Kioto contra el cambio climático.

El 2005 pasará a la Historia como el año más seco desde que se comenzaron a tomar registros sistemáticos en 1947, aunque las estaciones pluviométricas que hay en varias ciudades desde mediados del siglo XIX no habían registrado nunca precipitaciones tan bajas, reseñó Efe.

La extrema sequía que han padecido provincias como Madrid, Huesca, Soria o Albacete es inédita y en otras provincias, como Granada (con estación medidora desde 1865), Sevilla (desde 1876) o Badajoz (desde 1866) el año fue el segundo más seco, según datos del ministerio de Medio Ambiente.

En total, la precipitación media caída en la península Ibérica durante el año hidrológico fue de 420 litros por metro cuadrado, lo que supone un 38 por ciento de la media histórica.

De esta manera, el año hidrológico (de octubre de 2004 a septiembre de 2005) se cerró con los embalses al 39,4 por ciento de su capacidad, aunque octubre y noviembre fueron inusualmente lluviosos y propiciaron una recuperación de las reservas.

Pero la tendencia se quebró drásticamente en diciembre, que volvió a ser extremadamente seco en toda España.

En las últimas semanas, las precipitaciones medias fueron de 1,8 litros por metro cuadrado, muy lejos de los 16,4 litros por metro cuadrado que se registran de media en estas fechas desde 1930.

La situación más precaria siguió siendo la de la cuenca del Segura (en el sureste de España, que sufre un rápido proceso de desertización), con sólo 131 hectómetros cúbicos de agua acumulados en sus embalses, que suponen el 11,6 por ciento de su capacidad.

En su informe anual, Medio Ambiente concluyó que la lluvia de los últimos meses ha sido tan escasa que no ha llegado a superar lo que se conoce como »umbral de escorrentía» ni ha sido »apreciable» para mejorar el caudal e los ríos o para recargar los acuíferos.

La vicepresidenta primera del Gobierno, María Teresa Fernández de la Vega, ya reconoció en septiembre que las últimas lluvias no iban a servir para corregir el déficit y explicó que la situación es »grave», pese a que el abastecimiento urbano está garantizado.

La escasez de precipitaciones contribuyó además a alejar aún más a España de los compromisos que adquirió al ratificar el Protocolo de Kioto de lucha contra el cambio climático.

Inmersos en plena batalla por controlar las emisiones contaminantes a la atmósfera, y especialmente las de dióxido de carbono (principal responsable del cambio climático y del calentamiento global el planeta), España tuvo que hacer frente a la sequía con las reservas de agua muy disminuidas.

La escasez de agua impidió mantener el ritmo de producción hidroeléctrica (no contaminante) y recurrir en mayor medida a las energías »fósiles» como el gas o el carbón (más contaminantes) para asegurar la demanda de los ciudadanos y de las empresas.

No obstante, el Gobierno puso en marcha el Primer Plan Nacional de Asignación de Derechos de Emisión, que limita las emisiones de un millar de instalaciones energéticas e industriales.

Al ratificar el Protocolo de Kioto, España se comprometió a que sus emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera no aumenten más del 15 por ciento con respecto a las emisiones de 1990 (año de referencia para el Protocolo), aunque en la actualidad esas emisiones superan en un 45 por ciento a las de aquel año.

Fuente: www.eluniversal.com