Asustados por el cambio climático

Lo del agujero de ozono, la contaminación del mar, el deshielo de los glaciares… no es ninguna broma, ni alarmismo ecologista. Las consecuencias ya las estamos notando en nuestro país, donde la tierra se resiente, nuevos insectos devoran los bosques y especies nunca vistas en ciertas latitudes son pescadas a mansalva. En la semana de la XI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático, MAGAZINE muestra a través de cinco testimonios estas trágicas realidades.

El verano de 2005 pasará a la historia como un anticipo de lo que puede traer el cambio climático. Olas de calor intensas, menos cosechas, infecciones exóticas, mares más cálidos… Si antes disfrutábamos de cuatro estaciones, ahora, lo normal, son dos. En Madrid, como en otras capitales españolas, hemos pasado, a primeros de noviembre, de la manga corta al abrigo y las botas de agua. El otoño ha quedado para el recuerdo.

Y es que España tiene fiebre. Según avanza el informe Impacts of Climate Change in Europe, en el que la Agencia Europea del Medio Ambiente pronostica un deterioro catastrófico del ecosistema de aquí a 2080. Los efectos del cambio climático en la península Ibérica se dejarán notar con mayor intensidad que en el resto de Europa. Aunque en realidad no hay que esperar tanto. En varios lugares de España, tanto en el interior como en la costa, ya empiezan a asomar los primeros síntomas del temido calentamiento global. Glaciares que retroceden, sembrados que se vuelven estériles, tormentas intensas, plagas en los bosques… Si hacemos caso a los ecólogos, el problema no es cosa de mañana, sino de ayer. Aquí y en el resto del planeta. Aunque para el exitoso escritor de ficción Michael Crichton, el padre de Parque Jurásico, todo sea un embuste. Lo sostiene en su último libro, Estado de miedo, en el que arremete contra ecologistas y científicos y niega la existencia del calentamiento global.

Donde no debe de tener lectores es en Canadá, donde estos días 181 países, incluido España, buscan soluciones que frenen el deterior ambiental en el marco de la XI Conferencia Internacional sobre Cambio Climático que se está celebrando en Montreal hasta el próximo viernes. Uno de los principales escollos a salvar será el incumplimiento de los acuerdos sobre la emisión a la atmósfera de gases contaminantes, responsables del incremento de la temperatura mundial. Y ahí estará España, entre los menos cumplidores de los acuerdos de Kyoto. De hecho, el aumento de las emisiones tóxicas alcanzó en 2004 un 45% más respecto a 1990, según datos oficiales. Una tasa que hoy nos sitúa entre los países más contaminantes de la Unión Europea. Y en el segundo más denunciado, tras Italia, por infracciones medioambientales (ríos sucios, invasión de costas, vertidos de gases de efecto invernadero…).

Pronóstico reservado. El escenario que pinta un informe elaborado por la Universidad de Castilla-La Mancha, en el que han participado científicos de otras comunidades, describe un futuro nada alagüeño de aquí a dos décadas. En el siglo XX, los termómetros en nuestro país han subido un grado centígrado. Y se prevé para el que estamos un incremento de al menos 0,4 grados por década en invierno y de 0,7 grados en verano. En el interior, donde más aumentará la temperatura, se estima que habrá hasta siete grados más que ahora, durante los meses de estío. Más olas de calor, menos lluvia…

También se esperan desajustes en los cultivos debido a la variación de las estaciones y subidas del nivel del mar.

Los daños son ya evidentes. En la ría viguesa de Aldán, la presencia reciente de tortugas y peces luna, especies desconocidas entre los más viejos del lugar, ha puesto en aviso a marineros y científicos sobre los efectos del cambio climático. «Son síntomas evidentes de que el agua de estas costas se ha calentado en los últimos 10 años», explica el biólogo Ángel Guerra, del Instituto de Investigaciones Marinas de Vigo, organismo público dependiente del CSIC. Y es que los mares del planeta absorben diariamente entre 20 y 25 millones de toneladas métricas de dióxido de carbono (CO2), según el último cálculo de la Agencia Oceanográfica y Atmosférica de EEUU. Y si las emisiones continúan en alza (a finales de 2004 España había multiplicado casi por tres sus vertidos de gases invernadero, el mayor incremento dentro de la Unión Europea) el pH de los océanos disminuirá en 0,4 unidades para 2100. Aunque al ritmo que vamos, no habrá que esperar tanto. El algunas áreas del Cantábrico y del Atlántico, donde la pesca ya ha comenzado a dar muestras de debilidad, las reservas de plancton se han visto mermadas debido, precisamente, al aumento de acidez de las aguas.

Autor: Paco Rego
Fuente: Magazine El Mundo