Biólogos y médicos aseguran que el cambio climático provoca el adelanto de la floración y las alergias

A los concluyentes datos emitidos en París hace dos semanas por expertos mundiales sobre el cambio climático se unen nuevos datos cotidianos que refrendan las opiniones de los expertos. Uno de los últimos tiene que ver con las alergias. Las lluvias y las altas temperaturas han adelantado este año más que nunca la floración de algunas especies y, como consecuencia de este proceso, han llegado las molestias de quienes padecen alergias. Los médicos aseguran que las consultas se han llenado antes de tiempo, y los biólogos, que la primavera ya ha llegado.

El Ayuntamiento de Madrid alertó ayer de la entrada de una nube de polvo sahariano, que incrementará los problemas respiratorios de la población más sensible. Por eso recomendó no hacer deporte al aire libre.

Algunas personas paseaban con mascarilla ayer por las calles de Madrid. Miguel Hidalgo, médico especialista en alergias del hospital Ramón y Cajal, es testigo de que el proceso de alergias en Madrid se ha adelantado. «Parece que la primavera ha llegado. La consulta está más llena que otros años por estas fechas», cuenta. «No sé que dirán los expertos del cambio climático pero yo cada día en la consulta estoy viendo a pacientes que otros años no llegan hasta mayo o junio». Un portavoz del hospital de La Princesa ofrece datos similares: «Este año la alergia ha llegado antes y más fuerte».

Según los expertos, en el mes de febrero son habituales picos de alergia para las personas sensibles a las arizónicas, que incluyen 18 géneros y unas 125 especies de plantas. Los géneros más importantes son el Cupressus (cipreses, y dentro de ellos el Cupressus Arizonica y el Cupressus Sempervirens) y el Juniperus (enebros y sabinas). Pero lo que no es normal es ver a tantas personas afectadas por las gramíneas, cuya floración comienza a mediados de mayo y dura hasta finales de junio.

Los síntomas que con mayor frecuencia sufren las personas alérgicas a los pólenes son de tipo respiratorio, puesto que es la vía a través de la cual se entra en contacto con el polen. Lo normal es padecer conjuntivitis (picor de ojos, lagrimeo), rinitis (estornudos, taponamiento de nariz, moqueo, picor de nariz) y síntomas respiratorios de vías bajas (tos, asma). A veces, también puede aparecer urticaria e hinchazón. En los días de viento es cuando los alérgicos suelen sentirse peor. Y los días de lluvia suelen mejorar, puesto que está limpia la atmósfera de polen.

Carmen Gómez, bióloga y profesora en la Universidad Complutense de Madrid, comprueba cada mañana cómo el jardín que hay frente a las aulas ha florecido. «Cada día tengo la costumbre de subir alguna planta a clase. Antes tenía muy claro en qué mes podría disponer de una especie determinada. Ahora, sin embargo, hay algunas especies que prácticamente florecen todo el año», señala.

La bióloga asegura que algunas especies incluso están empezando a brotar antes de que se hayan podado. «Las altas temperaturas y la lluvia están adelantando la primavera. Por eso no me extraña que haya muchas personas con síntomas de alergias primaverales. Que el clima está cambiando es un hecho claro, lo venimos notando en los últimos años pero nunca tanto como éste», añade la bióloga.

Algo parecido ocurrió este invierno, cuando las hojas de los árboles caducos no cayeron porque las temperaturas no descendieron lo habitual en esas fechas y el periodo de recogida de hojas, que suele concluir a finales de noviembre, se extendió hasta la Navidad.

Patricia Cervigón, coordinadora de la red Palinocam, que mide los niveles de polen en la Comunidad de Madrid, no está de acuerdo con esta apreciación. «No podemos hablar de que se adelanten las alergias primaverales. Siempre ha habido alergias en invierno porque hay especies que florecen en esta estación del año: alisos, fresnos, arizónicas…». Y añade: «Los únicos niveles de polen que se salen de la media son los de cupresáceas (en su mayoría arizónicas). Esto se debe a la alternancia de días de lluvia con días soleados y ventosos. Sí que existen estudios que afirman que la contaminación atmosférica hace que los pólenes que causan alergias sean más agresivos».

Raquel Montón, experta en cambio climático de Greenpeace, no comparte la opinión de Cervigón y sí la de los médicos y biólogos. «Algunas especies están alterando su ciclo de floración por culpa de las elevadas temperaturas. Este año se está notando más que nunca. Hace sólo unos días, en una reunión que tuvimos con Arturo Gonzalo Azpiri, responsable del cambio climático en el Ministerio de Medio Ambiente, nos dijo que la temperatura de 2006 se había elevado 1,4 grados». Y concluye: «Por eso, es normal que las alergias también se adelanten».

Según los expertos, muchos afectados recurren a la automedicación con antihistamínicos, una práctica «poco aconsejable». Los especialistas sí recomiendan inmunoterapia subcutánea y sublingual frente al polen de gramíneas y, sobre todo, evitar los parques y otras áreas donde proliferen este tipo de plantas.

Fuente: El País