Estamos en un momento histórico en el que muchos nos empezamos a plantear si el modelo actual de bienestar y desarrollo debe ser revisado para reducir o frenar la alteración climática y el agotamiento de las fuentes de energía. A pesar de ello leo en ABC que hace unos días se realizó un macro evento de alto lujo sobre el lago helado de St. Moritz (Alpes).
Mi sorpresa ha sido mayúscula. Casi como la indignación. No se trata simplemente de un pequeño festival sobre la nieve, según he leído: «el hielo, que desprendido de la orilla es una isla flotante de 280.000 metros cuadrados, que cruje («canta») y se rompe por las tensiones, aguantó las 3.500 toneladas de todo el montaje, entre la nieve apisonada del turf, remolques y vehículos, tribunas y villa hípica al completo con sus cocktails VIPs, cenas con candelabros y baile con orquesta.»
El esperado día del Centenario del White Turf, una de las pruebas hípicas más espectaculares del mundo, había levantado neblinoso, las temperaturas a -15ºC, pero el penetrante sol, que es el gran cómplice de esta estación alpina que inventó hace 150 años los deportes de invierno, no falló para la gran final y alcanzó ese elegante punto, tan frío como dorado, que aquí llaman «champagne».
St Moritz es, desde hace un siglo, una de las mayores concentraciones de hoteles de lujo del mundo y el único de su clase a 1.850 metros de altura. Sólo en enero han aterrizado 54 jets privados, para que nos hagamos un poco la idea sobre la agresión sobre este entorno privilegiado de los Alpes.
St Moritz ha sido el escenario de dos Olimpiadas blancas (1928 y 1948). Y aun más, este pasado fin de semana celebró los 100 años de la prueba hípica más espectacular: el White Turf, en el prodigioso hipódromo sobre el hielo del lago de St Moritz.
«White Turf» es una carrera de caballos internacional que se celebra tres veces al año sobre el lago helado St Moritz. La primera carrera de este evento histórico tuvo lugar en 1907.
Para acabar de redondearlo, también han subido un formula 1 para hacer una exhibición completa: «El piloto de BMW Sauber F1 Team, Nick Heidfeld, disfrutó de su bólido de una forma muy especial. Pilotó el coche de la temporada 2007 sobre el lago helado Saint Moritz, con ocasión del centésimo aniversario de la carrera de caballos «White Turf», patrocinada por Credit Suisse.»
Para poner en escena el espectáculo fueron necesarios dos camiones repletos de material, neumáticos especiales de Bridgestone y el trabajo de un equipo de ocho personas.
Me encanta la Formula 1 y los deportes de invierno. Me gusta hacer algún viaje, alojarme en un hotel con buen servicio, tomar una buena cena … pero no creo que un lago helado en los Alpes sea el lugar más adecuado. Seguro que es romántico y que la estancia allí debe ser estupenda, pero por principios no iría nunca, aunque me pudiera permitir los 12.500 euros que cuesta una estancia allí. (Por suerte está al alcance de pocos).
No se trata de cambiar de hábitos ni renunciar a los placeres o comodidades de la sociedad moderna. Pero si hay que ser más respetuosos con el medio ambiente, proteger entornos naturales especialmente vulnerables y utilizar la tecnología y los avances científicos para hacer todo eso compatible con un desarrollo sostenible.
Fuentes: ABC y TVN Deportes