El cambio climático y la explotación económica amenazan los grandes destinos turísticos

Varios lugares considerados maravillas del mundo y que atraen a millones de visitantes cada año por su riqueza cultural o paisajística podrían dejar de ser destinos turísticos en 2020. Así lo predice un informe elaborado por el Centre for Future Studies de Londres (CFS) para la compañía de seguros Churchill. Tal sería el caso de la Gran Barrera de Coral, frente a las costas de Queensland (Australia), o el valle de Katmandú, en Nepal, Patrimonio de la Humanidad desde 1979. El informe apunta a que las causas principales serían el cambio climático y la excesiva afluencia de turistas.

Coincidiendo con la celebración del Día Mundial del Turismo, el estudio enumera 10 destinos populares con alto riesgo de ser cerrados o de establecer un límite de visitantes. Lugares como el Parque Nacional de Everglades en el estado de Florida, en Estados Unidos; Atenas, en Grecia, considerada como una de las cunas de la civilización occidental; la Toscana, con sus monumentos y viñedos, y la Costa Amalfitana, con sus calas y acantilados, en Italia; la costa de Croacia, famosa por su belleza y clima; y Las Maldivas, en el océano Índico, al sur de la India, amenazan con cambiar drásticamente si no se establecen las medidas necesarias para evitarlo.

«Vamos a vivir una aceleración del cambio climático que va a influir drásticamente en varios lugares del mundo», dijo a Reuters el director del CFS, Frank Shaw. «Las inundaciones, las tormentas, las sequías y el aumento de las temperaturas se combinarán para cambiar las elecciones de los destinos por parte de los turistas», añadió tras la presentación del informe que está avalado por científicos, gobiernos y organizaciones ambientales y turísticas.

«Hay un gran conflicto entre las preocupaciones ambientales y los intereses comerciales», agrega Shaw. «Para muchos países, el turismo representa una parte muy importante de su producto interior bruto», añade el director del CFS. «Pero es evidente que Australia y otros países están considerando qué pueden hacer para proteger estos activos nacionales», concluye Shaw.

Y es que, en muchas ocasiones, estas atracciones turísticas representan la mayor parte de los ingresos de los países donde se encuentran, por lo que su pérdida como destinos preferentes podría conllevar graves problemas económicos. Es el caso de la Gran Barrera de Coral, cuya explotación turística genera 2.000 millones de libras cada año.

Fuente: El Mundo