El Cambio Climático y los Bosques en el Día Mundial Forestal

El cambio climático comienza a ser una preocupación social cuyas consecuencias, sin ser bien conocidas, requieren de una acción preventiva que en cualquier caso mejore la calidad del aire que respiramos.

Los montes españoles y dentro de éstos, los montes arbolados, los bosques, tienen un papel estratégico en la lucha contra el cambio climático, como sumideros de carbono.

La función clorofílica, de todos conocida, posibilita la fijación del carbono atmosférico en la biomasa forestal, tanto en la parte aérea, como en la radical. Además, la materia orgánica procedente de la biomasa muerta, se convierte en humus estable que se incorpora al suelo forestal, almacenándose a lo largo del tiempo, más cantidad, 1,5 veces más, de carbono en el suelo, que en el vuelo.

Según los últimos datos procedentes del Centro de Investigaciones Forestales del Instituto Nacional de Investigación y Tecnología Agraria (INIA), en un estudio realizado y publicado por ese organismo sobre las 32 principales especies forestales arbóreas de España, la cantidad de CO2 (principal gas causante del efecto invernadero), fijado en nuestros bosques es de 3.008,6 Millones de toneladas y el incremento anual, también de CO2, que  fijan nuestros bosques es de 75,1 Millones de toneladas.

El último Inventario de Gases de Efecto Invernadero estima en 440,6 Millones de toneladas de CO2 las emitidas en España en el año 2005. Un 52% más que las emisiones del año 1990, año base, que eran 289,6 Mtn. Es decir, los bosques españoles, sólo en su biomasa aérea y radical, sin contabilizar la fijación en los suelos, secuestran anualmente el 17% del total de emisiones producidas en nuestro país. No se contabilizan tampoco, las fijaciones del monte no arbolad matorrales, eriales y pastos. Sin embargo el Plan Nacional de Asignación de Emisiones que España presenta a la Unión Europea, sólo considera como sumideros forestales un 1% de las emisiones del año base, 1990.

La razón de esta escasa consideración, puede estar en los criterios burocráticos del Protocolo de Kioto, pero también es cierto que ¿porqué el 1% y no el 7 ó el 8? ¿qué razones o qué ausencia de razones existen para no valorar la gestión forestal del monte español tan necesitada de atención, como sumidero de carbono en sus verdaderas dimensiones?

Los riesgos de desaparición de los bosques, sobre todo por los incendios forestales son muy elevados. El abandono del monte en España por su falta de rentabilidad económica, es una circunstancia que puede ser paliada por una nueva valorización de las funciones de los montes, a través de los incentivos que sus propietarios deben de recibir por los beneficios públicos y generales que nos proporcionan a todos, en este caso por la nueva economía del carbono, pero sin olvidar su función en el ciclo hidrológico, en la lucha contra la desertización, en la conservación del paisaje y la biodiversidad y también en la defensa de infraestructuras.

Si hoy los que generan emisiones van a pagar en el mercado una cantidad por tonelada de carbono para compensar su exceso de emisión, parece lógico que los titulares de montes, cobren también por secuestrar y fijar carbono de la atmósfera, compensando las emisiones. Esta demanda no se plantea individualmente, se revindica una asignación por parte del Estado, al Fondo para el Patrimonio Natural, que existe en la nueva Ley de Montes, al menos en la misma cantidad equivalente, al valor de mercado de las toneladas de carbono que fija el bosque. Todo ello, para invertir en la mejor gestión forestal necesaria para la conservación de los montes.

No vale ya con lamentarse cuando arde el monte. La verdadera prevención de los incendios forestales obliga a recuperar el interés de más de dos millones de propietarios forestales en España por sus montes, que superan con mucho a todos los efectivos que se pueden destinar a la extinción de los incendios, y que la tarea de conservación de los montes, de los que hoy no obtienen ningún beneficio económico, por lo menos no les cueste dinero y sean compensados por todos los que nos beneficiamos de su existencia.

Fuente: www.agroinformacion.com