Ley de cambio climático para la Amazonía

La ley crea un Fondo que buscará inversiones en el creciente mercado de créditos de carbono y crea una ‘bolsa selva’ o ‘beca del bosque’ para ‘remunerar a los pueblos de la selva por su trabajo de preservar su hábitat y reducir la deforestación’, explicó el gobernador del Estado, Eduardo Braga.

Empresas o países muy contaminantes podrán invertir en ese fondo recibiendo como contrapartida un ‘crédito de carbono’ con la garantía de que no habrá deforestación, lo que significa carbono y agua almacenados para el resto del planeta, explicó el secretario de Medio Ambiente, Virgilio Viana.


‘Es importantísimo que los habitantes de la Amazonía sean valorados por el papel de preservar la selva, y esta ley lo hace remunerando su servicio al medio ambiente local y mundial de mantener el bosque en pie. Es una idea que creo que interesará a los mercados de carbono’, dijo a AFP el investigador del Instituto de Investigaciones Espaciales (INPE) Carlos Nobre.

El Estado quiere que el fondo alcance 300 millones de dólares (30 millones de gasto anual). 8.500 familias ya censadas podrán comenzar a beneficiarse y la idea es llegar a 60.000 en 2010.

La legislación ha recibido el aplauso de los ecologistas, que la consideran una señal de arranque para políticas de ese tipo en el país. ‘El Gobierno de Amazonas está dando un ejemplo vital a Brasil’, declaró en el acto de sanción el coordinador en la región de Greenpeace, Paulo Adario, quien pidió que este Estado asuma la iniciativa de que Brasil cree un fondo y una política nacional de cambios climáticos.

Las ONGs alertan sobre la necesidad de que el fondo ‘no sea un desestímulo a actividades tradicionales de desarrollo sostenible’ y de que esté sometido a un riguroso control sobre su aplicación, lo que es de por sí todo un desafío en la Amazonía, dijo a AFP el superintendente de Conservación de WWF, Claudio Maretti.

Brasil es el cuarto mayor emisor mundial de gases con efecto invernadero, y la deforestación es responsable del 75% de esas emisiones. El Estado de Amazonas tiene 1,5 millones de kilómetros cuadrados de selva, lo que representa un 33% de la Amazonía.

Un reciente informe del ministerio del Medio Ambiente encendió la luz roja en Brasil sobre los devastadores impactos del cambio climático en la Amazonía, que ocupa en Brasil una área mayor a la de siete veces Francia.

El informe es tajante: ‘Si el avance de la frontera agrícola y de la industria maderera se mantiene en los niveles actuales’, hasta el 2050 la cobertura de la selva podrá disminuir de los actuales 5,2 millones de km2 a 3,2 millones.

El mismo documento prevé un proceso de ‘sabanización’ de la selva con el aumento de las temperaturas, que en el escenario más pesimista podrían elevarse hasta 8 grados en los próximos cien años.

Las ONGs le reclaman a Brasil metas de reducción de las emisiones, dado que el protocolo de Kioto solo las impone a los países industrializados. Aunque Brasil se ha empeñado en reducir la deforestación y en desarrollar el consumo de biocombustibles (biodiesel y etanol de caña de azúcar, menos contaminantes que la gasolina y el diésel), es reacio a esas metas.

Brasil consiguió en los dos últimos años reducir en un 52% la deforestación amazónica, que había alcanzado niveles más que preocupantes. ‘Eso significó una reducción de 430 millones de toneladas de CO2 en la atmósfera y representa un 15% de todo lo que tenía que ser reducido por los países ricos en esos dos años’, dijo recientemente la ministra de Medio Ambiente, Marina Silva.

La ministra anunció que su gobierno prepara un Plan Nacional para prevenir los impactos del cambio climático, a imagen del de la deforestación.

Fuente: Terra Actualidad