Plaga de cucarachas, otra consecuencia del cambio climático

Las temperaturas más suaves han permitido la llegada de la cucaracha americana, más grande y con alas. Mientras, el transporte de mercancías favorece la llegada de otras plagas, como el mosquito tigre o la cotorra argentina.
El presidente de la Asociación Nacional de Empresas de Control de Plagas (ANECPLA), José Manuel González, aseguró este martes que las cucarachas y los chinches son las dos plagas urbanas que más afectan a la población, un problema emergente motivado a su juicio por la globalización y el cambio climático.

Así lo indicó a los medios de comunicación antes de participar en un encuentro que se celebró en Zaragoza, con la colaboración de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno autonómico, con el objetivo de analizar la situación y normativa existente para este sector en Aragón.

«La (plaga) que se lleva la palma» en las viviendas es la «típica» cucaracha, dijo González, quien hizo hincapié en que también se ven otro tipo de cucarachas, como la americana, de un tamaño mucho mayor y con alas, que antes nunca aparecían al norte de Madrid y ahora se empiezan a encontrar, ya que el cambio climático ha suavizado las temperaturas y su capacidad de adaptación es enorme, explicó.

Las empresas del sector, desde hace un tiempo, también se tienen que enfrentar a plagas emergentes, como la de los chinches, que durante años habían desaparecido y últimamente requieren numerosas intervenciones profesionales, sobre todo en las zonas de la ciudad donde el nivel adquisitivo de los ciudadanos es más bajo. A su juicio, esto se debe a la «famosa globalización», es decir, el transporte de mercancías, el movimiento humano, los desplazamientos y la llegada de materiales o de equipajes desde zonas donde los hábitos higiénicos no son tan exigentes, favorece la llegada de estos seres.

Respecto a la existencia de ratas en las ciudades, que oscilan entre 4 y 10 por habitante, dijo que también «se ven de vez en cuando», aunque subrayó que «tienen que estar ahí» porque «cumplen su función imprescindible». «Si las elimináramos de las alcantarillas seguro que volábamos por los aires, ya que hay una gran cantidad de materia orgánica en descomposición que produce gases, metanos y obstrucciones en el alcantarillado, y son ellas las que se encargan de solucionar este problema», explicó González, quien agregó que «lo que tiene que pasar es que sigan ahí, que no salgan y que no nos molesten».

Otros de los problemas, dijo, son la invasión del mosquito tigre o de las cotorras argentinas, y en este último caso señaló que «la gente las compra como animal doméstico y como en casa no se pueden tener, abren las ventanas, las dejan ir y desplazan a las especies autóctonas».

Fuente: Heraldo